¿Cómo resistir a las tentaciones? II Parte
Tomado del libro: Imitación de Cristo, libro I, cap.13
Recuerda que el fuego prueba el hierro, y la tentación al hombre justo que busca la santidad. Muchas veces no sabemos lo que podemos resistir; pero la tentación descubre lo débiles que somos. Debemos pues, velar principalmente al venir la tentación; porque entonces es más fácilmente vencido el enemigo cuando no le dejamos pasar por la puerta del alma. Procura detener al mal desde el principio antes que se arraigue en tu mente y en tu corazón. Si el pecado llega a echar raíz, es muy difícil de curar.
En la tentación, primero se ofrece al alma sólo un pensamiento sencillo; después, entra el papel de la imaginación; luego, el antojo por el pecado, y al último, el consentimiento de pecar. Y así entra poco a poco el maligno, y se apodera de todo por no resistirle al principio. Y cuanto más tiempo nos tardemos en resistir, nos hacemos cada día más débiles, y el enemigo se vuelve más fuerte en nosotros.
Algunos padecen graves tentaciones al principio de su conversión, y otros, más al final. Y aún otros son molestados casi por toda su vida. Algunos no se rinden a grandes tentaciones, y son vencidos en las menores y más comunes, para que, humillados, nunca confíen de sí en grandes cosas, siendo débiles en las pequeñas.
Algunos son tentados blandamente, otros, duramente según la sabiduría y el juicio de la divina Providencia, que mide el estado y los méritos de los hombres, y todo lo tiene ordenado para la salvación de sus escogidos. Por eso no debemos desconfiar cuando somos tentados, sino rogar a Dios con mayor fervor para que nos ayude.
Dios, sin duda, según dice San Pablo en 1a Cor. 10,13, nos dará el auxilio junto con la tentación para que la podamos resistir. Humillemos, pues, nuestras almas bajo la mano de Dios en toda tribulación y tentación, porque Él salvará y engrandecerá a los humildes de espíritu. En las tentaciones y adversidades se ve cuánto uno ha crecido en su espiritualidad y en ellas consiste el mayor premio y se conoce mejor la virtud.
No es difícil ser un hombre devoto y fervoroso cuando no siente aflicción; pero si en el tiempo de la adversidad se sufre con paciencia y esperanza, los regalos que Dios nos da en este tiempo serán de gran provecho.
Recuerda escuchar el audio del vídeo siguiente y hacer las oraciones que te pide. Descarga tu manual de consagración en el siguiente botón: