El ayuno, según el Papa «No es una dieta, sino que más bien nos libera de la autorreferencialidad de la búsqueda obsesiva de bienestar físico, para ayudarnos a mantener en forma, no el cuerpo sino el espíritu”. El ayuno nos reconduce a darle a las cosas su valor correcto. En concreto, nos recuerda que la vida no debe estar sujeta a la escena pasajera de este mundo”.
«El ayuno no debe limitarse sólo a la comida; en Cuaresma debemos ayunar, sobre todo, de lo que nos hace dependientes; que cada uno reflexione sobre esto, para hacer un ayuno que realmente tenga un impacto en la vida concreta de cada uno”.
Entendido esto, Jesús espera más que sólo dejar de desayunar por las mañanas, pues el ayuno debe ir acompañado de oración y obras de caridad. Entonces ¿Cuál es el ayuno que Jesús quiere de ti? El ayuno que el Señor quiere de ti es el siguiente:
«Que rompas las cadenas injustas y levantes los yugos opresores; que liberes a los oprimidos y rompas todos los yugos; que compartas tu pan con el hambriento y abras tu casa al pobre sin techo; que vistas al desnudo y no des la espalda a tu propio hermano. Entonces surgirá tu luz como la aurora y cicatrizarán de prisa tus heridas; te abrirá camino la justicia y la gloria del Señor cerrará tu marcha. Entonces clamarás al Señor y te responderá; lo llamarás y te dirá: ‘Aquí estoy’ «. Isaías: 58, 1-9
Como lo mencionó el Papa Francisco en su homilía del miércoles de ceniza el pasado 2 de marzo, «la cuaresma es un camino de curación, no para cambiar todo de la noche a la mañana, sino para vivir cada día con un espíritu nuevo».
“Este es el propósito de la oración, la caridad y el ayuno. Purificados por la ceniza cuaresmal, purificados de la hipocresía de las apariencias, recobran toda su fuerza y regeneran una relación viva con Dios, con los hermanos y consigo mismos”.