Nuestro Dios es todopoderoso, es amor y él nos acompaña y nos bendice siempre. Dios nos ha dado el mayor milagro que podremos experimentar jamás: la salvación de nuestras almas.
Pero también quiere ayudarnos en medio de nuestras luchas y dificultades diarias. Una de las peticiones que le hacemos con más frecuencia es la de sanidad porque vivimos en cuerpos físicos que padecen enfermedades y dolores.
En la Biblia encontramos muchos ejemplos de sanidad divina. El poder de Dios no cambia, Dios es el mismo ayer, hoy y por siempre (Malaquías 3,6; Hebreos 13,8) y podemos confiar en que él todavía sana.
Jesús no tenía un patrón específico o una fórmula para sanar. Algunas veces los enfermos le pidieron sanidad; otras veces lo hicieron sus amigos o familiares. Pero en algunas ocasiones él decidió sanar sin que se lo pidieran. Lo que sí vemos en Jesús es la certeza de que era el momento adecuado para que llegara la sanidad a esa persona.
¿Cómo orar por los enfermos?
Como hijos de Dios ya hemos experimentado el poder de Dios. Sabemos que él, como buen Padre que es, desea dar cosas buenas a sus hijos (Mateo 7,11) y él nos anima a pedirle lo que necesitamos.
Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. ¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pescado, le da una serpiente? Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡Cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!
(Mateo 7,7-11)
Pero no debemos exigir lo que queremos ni pedir cualquier cosa que se nos antoje. Debemos pedir con humildad (2 Crónicas 7,14-15), dentro de la voluntad de Dios (1 Juan 5,14-15), con fe (Santiago 5,14-15), confiando en que lo que Dios hace (o no hace) es lo mejor para nosotros.
El orar por sanidad debe formar parte de nuestra vida como cristianos pues está dentro de la misión que Dios ha encomendado a los que creemos en él.
Estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán en nuevas lenguas; tomarán en sus manos serpientes; y, cuando beban algo venenoso, no les hará daño alguno; pondrán las manos sobre los enfermos, y estos recobrarán la salud».
(Marcos 16,17-18)
No haremos estas cosas con nuestras propias fuerzas. Las haremos en el nombre de Jesús, en humildad y siguiendo su ejemplo (Filipenses 2,1-11).
Pido perdón por mis ofensas cometidas, por no haber aprendido desde chichimeca a amar, seguir a Dios nuestro Señor, ahora pido a Dios por todos los enfermos y los necesitados de la misericordias de Dios. Y por la unidad familiar.
FELICIDADES SUS MENSAJES ME TRANSMITEN CONOCIMIENTO SOBRE JESÚS
Gracias por la enseñanza, y aunque no tengamos dolencias fisicas existen las espirituales a las que también deberíamos suplicar sanidad. Los amo en Cristo Jesús
Gososa de aprender la palabra que da vida, nos enseña como caminar conforme ala voluntad de DIOS