En la primera persecución contra la Iglesia, iniciada por el Emperador Nerón después de que Roma fue incendiada, muchos de los fieles fueron cruelmente azotados, torturados y asesinados en horrorosas formas. Honramos a estos primeros santos mártires de la iglesia con la siguiente oración:
Oh Dios, que consagraste las abundantes primicias de la Iglesia Romana por la sangre de los santos primeros mártires, te rogamos que nos concedas que, con valentía en la fe y gran firmeza del corazón, podamos juntos sacar fuerzas de todas nuestras luchas, y que siempre podamos alegrarnos por el triunfo del amor fiel sobre el mal. Todo esto lo pedimos a través de nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, un Dios, por siempre y para siempre. Amén.
Oh, queridos y anónimos Santos Primeros mártires de Roma, su sangre derramada como semilla fe sigue latiendo hoy en nuestros corazones. Aún sus sufrimientos continúan vivos en el corazón de nuestra fe. Les pedimos que, por ese sacrificio de amor, en el que se ofrendaron a ustedes mismos, sigan fecundando la Iglesia de Cristo a través de su poderosa intercesión. Les pedimos que nos ayuden a nosotros, como miembros del Cuerpo de Cristo al que pertenecemos todos los bautizados, que podamos ser valientes a defender nuestra fe en cada área de nuestras vidas. En el Nombre de Jesús. Amén.