La obediencia
Tomado del libro: Imitación de Cristo libro III, cap. 13
«Hijo, al que le gusta apartarse de la obediencia, él mismo se aparta también de la gracia; y el que se enamora de sus cosas propias, pierde las comunes. El que no obedece de buena gana a su superior, es señal que su pecado aún lo domina.
Aprende, pues, a sujetarte prontamente a tu superior si deseas estar en el camino a la santidad. Porque mientras más rápido vences al enemigo exterior, tú serás más fuerte en el interior. No hay enemigo peor ni más dañino para el alma que tú mismo, si no estás íntimamente unido con el Espíritu Santo.
Es necesario que tengas verdadero desprecio de ti mismo si quieres vencer tu inclinación al pecado. Porque aún te amas muy desordenadamente, por eso temes ser obediente del todo a la voluntad de otros.
Te dice Jesús: ¿Qué tan difícil es que tú, polvo y nada, te sujetes al hombre por Dios, cuando Yo, el Omnipotente y Altísimo, que creé todas las cosas de la nada, me sujeté al hombre humildemente por ti? Me hice el más humilde y abatido de todos, para que vencieses tu soberbia con mi humildad. Aprende, polvo, a obedecer; aprende, tierra y lodo, a humillarte y postrarte a los pies de todos. Aprende a quebrantar tus inclinaciones, y rendirte a toda sujeción.
Recuerda escuchar el audio del vídeo siguiente y hacer las oraciones que te pide. Descarga tu manual de consagración en el siguiente link: Manual de Consagración