Cada 22 de febrero, celebramos como Iglesia la fiesta de la Cátedra de San Pedro, celebración que se remonta al siglo IV, que consiste en honrar al primado y autoridad del Apóstol Pedro, el primer Papa de la Iglesia.
Esta celebración recuerda la potestad conferida por Cristo a quien es cabeza de la Iglesia cuando dijo, tal como se relata en los Evangelios:
«Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Y las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella».
La palabra «cátedra» significa “asiento” o “trono”, de la que se derivan otros vocablos como “catedral”; es decir, la “cátedra” designa a la iglesia donde un obispo tiene un “trono”, desde el cual gobierna y predica. Sinónimo de “cátedra” es también «sede» (asiento o sitial): la «sede» es el lugar simbólico desde donde un obispo gobierna su diócesis. Por ejemplo, la Santa Sede es la “sede” del Obispo de Roma, el Papa.
Hoy, la cátedra o sede que se conserva en la Basílica de San Pedro, en Roma, (trono que se conserva como objeto físico), en realidad es la expresión simbólica de la grandeza del poder espiritual de Dios en la tierra, que cada sucesor de Pedro expresa, además, de evocar la enseñanza de quien es cabeza de la Iglesia y conduce al Pueblo de Dios por el sendero de la historia.
“Cátedra” es aún hoy sinónimo de “magisterio” o “enseñanza”. Cuando el Papa habla, enseña, conduce, consuela, guía al rebaño de Dios, y muestra a todos que la Iglesia peregrina hacia su destino final: el encuentro con su Creador.
Todos los años en esta fecha, el altar monumental que acoge la Cátedra de San Pedro permanece iluminado durante el día con docenas de velas y se celebran numerosas misas desde la mañana hasta el atardecer, concluyendo con la Misa del Capítulo de San Pedro.
Pidamos por intercesión de San Pedro por el Papa Francisco y por los obispos, para que en todo permanezcan fieles al Evangelio y lo anuncien libre de toda mancha al mundo entero.