La respuesta de San Felipe Neri
La Eucaristía es el gran tesoro de nuestra Iglesia, es Jesús mismo oculto bajo la apariencia de pan y de vino.
Creemos, como dice el Catecismo, que “en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía están ‘contenidos verdadera, real y substancialmente el Cuerpo y la Sangre junto con el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y, por consiguiente, Cristo entero’” (CIC 1374).
Además, esta presencia real de Cristo en la Eucaristía no termina inmediatamente después de recibirlo en la Comunión. El Catecismo continúa explicando:
“La presencia eucarística de Cristo comienza en el momento de la consagración y dura todo el tiempo que subsistan las especies eucarísticas”.
CIC 1377
¿Qué quiere decir esto cuando recibimos a Jesús en nuestra boca? ¿Cuánto tiempo permanece la presencia real de Jesús en nuestros cuerpos?
La respuesta de San Felipe Neri
Hay una historia famosa sobre la vida de san Felipe Neri que nos sirve para responder esta pregunta.
Cierto día, mientras Felipe Neri celebraba misa, un hombre recibió la Sagrada Comunión y abandonó pronto la iglesia.
El hombre no parecía tener mucha consideración por la Presencia en su interior, así que Neri decidió aprovechar esta oportunidad como ejemplo didáctico.
Envió a dos monaguillos con velas encendidas a que siguieran al hombre fuera de la iglesia.
Después de un rato caminando por las calles de Roma, el hombre se volvió para ver que los monaguillos continuaban siguiéndole.
Confundido, regresó a la iglesia y preguntó a Neri por qué había enviado a los monaguillos. San Felipe Neri respondió:
“Tenemos que rendir el debido homenaje a Nuestro Señor, a Quien usted lleva consigo. Ya que usted ha descuidado la adoración a Él, envié a dos acólitos para que lo hicieran en su lugar”.
El hombre quedó perplejo ante la respuesta y decidió ser más atento a la presencia de Dios en el futuro.
Unos minutos
Por lo general, se supone que las especies eucarísticas del pan permanecen durante unos 15 minutos después de su recepción.
Es un tiempo basado en la biología básica y refleja la declaración del Catecismo de que la presencia de Cristo “dura todo el tiempo que subsistan las especies eucarísticas”.
Por este motivo muchos santos han recomendado ofrecer 15 minutos de oración después de recibir la Eucaristía, como una muestra de agradecimiento a Dios.
Esto permite al alma “saborear” la presencia de Dios y tener una auténtica conversación “corazón a corazón” con Jesús.
En este mundo de ritmo frenético, a menudo nos resulta difícil quedarnos mucho después de misa, pero eso no quiere decir que no podamos al menos decir una breve oración de gracias.
La cuestión principal es que tenemos que recordar que Jesús en la Eucaristía permanece con nosotros durante varios minutos y nos ofrece un momento especial en el que podemos conversar con Él y sentir Su amor en nuestro interior.
Así que ya sabes, que no te sorprenda si algún día tu párroco envía a unos monaguillos para que te sigan hasta tu coche si te olvidas y te vas antes de que termine la santa misa.
Que bueno es saber que Dios y nuestro señor Jesus permanece con nosotros en la sagrada comunión como no sentirnos agradecidos con su cuerpo y su sangre que derramo por mis pecados y del mundo entero gracias Amén.