CUARTO DÍA: El don de fortaleza
Tú, dulce alivio en la fatiga, refresco placentero en el calor, desahogo en medio de
la miseria.
Por el don de fortaleza el alma se hace fuerte ante el miedo natural y soporta hasta el final el desempeño de una obligación. La fortaleza le imparte a la voluntad un impulso y una energía que la mueve a llevar a cabo, sin dudarlo, las tareas más difíciles, a enfrentar los peligros, a estar por encima del respeto humano, y a soportar sin quejarse el lento martirio de la aflicción, aunque fuera toda una vida.
“El que persevere hasta el fin, ese se salvará”.
Mateo 24,13
Guíate con el siguiente vídeo para realizar las oraciones correspondientes al cuarto día de tu Novena al Espíritu Santo: