Hoy nuestra Iglesia, celebra a San Benito de Nursia o San Benito de Abad, Santo Patrono de Europa y fundador de la Orden Benedictina.
¿Quién fue San Benito?
San Benito nació en Nursia, en la región de Umbria en Italia, en el año 480 d.C. Benito, quien nació en una familia acomodada de la época, tuvo una hermana gemela llamada Escolástica quien también alcanzó la santidad.
De joven, estudió filosofía en Roma, pero a los 20 años se fue a vivir en una cueva en la región montañosa de Subiaco, donde más tarde se establecieron monasterios y donde tuvo numerosos discípulos. Tiempo después se trasladó a Montecassino, donde actualmente se encuentra la Abadía Benedictina, instaurada por San Benito.
Fue en Montecassino donde San Benito hizo su vida espiritual y donde escribió la famosa Regla de los monjes, una especie de manual y código de conducta para los monjes, la cual aún es vigente.
San Benito de Nursia, también conocido como San Benito de Abad, era vegetariano y practicaba el ayuno constante. Murió en el año 547 d.C. y fue canonizado en 1220 por Honorio III mientras que en 1964 fue declarado por Pablo VI patrono principal de Europa.
Significado de la medalla de San Benito
La medalla de San Benito es un sacramental reconocido por la Iglesia como poseedor de un gran poder de exorcismo. Fue instituido en memoria de San Benito. Como todo sacramental, los católicos no ponen su poder en la medalla misma, pues consideran que ese poder viene de Cristo, quien lo otorga a la Iglesia, y por la fervorosa disposición de quién usa la medalla.
¿Para qué sirve la medalla de San Benito?
La medalla tiene, por un lado, la imagen de San Benito con la frase en latín Eius in óbitu nostro preséntia muniamur (A la hora de nuestra muerte seamos protegidos por su presencia) y por el otro una cruz.
En ella y alrededor están inscrita las iniciales de una oración que el santo empleaba como exorcismo:
Crux Sancti Patris Benedicti
Cruz del Santo Padre Benito
Crux Sacra Sit Mihi Lux
Mi luz sea la cruz santa,
Non Draco Sit Mihi Dux
No sea el demonio mi guía
Vade Retro Satana
¡Apártate, Satanás!
Numquam Suade Mihi Vana
No sugieras cosas vanas,
Sunt Mala Quae Libas
Pues maldad es lo que brindas
Ipse Venena Bibas
Bebe tú mismo el veneno.
El Santo recomendaba el uso de la misma a sus discípulos para vencer las tentaciones, ahuyentar al demonio y obrar maravillas. Por muchos años, esta devoción fue exclusiva de los monasterios benedictinos; pero posteriormente se propagó luego que el joven Bruno quien fuera más tarde el Papa León IX se curara milagrosamente de una enfermedad.